
10 de noviembre de 2007
Es de mañana, en Santo Domingo de Tonalá, Oaxaca, México.
Laura, Socorro y Rosa María se han quedado.
Ivonne, Patricia, María Elena y yo, hemos ido a visitar con un guía, designado por el Municipio, el cañón del Boquerón.
No hay mucha gente en Tonalá. Es el día sábado 10 de noviembre de 2007.
La feria atrae a Laura.
Poca gente. Algunos puestos abiertos y todo lo demás cerrado.
No hay mucho para hacer en esta mañana. El tiempo pasa lento y la cámara de Laura está ansiosa.
Las casas quietas, las paredes luminosas, algunas personas caminan rápido hacia no sé sabe dónde.
En la plaza los pájaros cantan su libertad.
Los ojos de Laura distinguen una figura y se encamina hacia ella.
Señora, buenos días. ¿Me permite tomarle una fotografía?
Todo lo que estaba quieto comienza a moverse.
La mujer con sus movimientos hace el milagro.
Suelta el pelo, lo peina. Lo recoge. Acomoda el vestido, pone sobre sus hombros una chalina oscura. Se demora en acomodarla.
De golpe recuerda que no se ha puesto aros. Busca.
Toma asiento entre las cosas que vende. Y posa.
Como si fuera una estrella de cine, con el mismo porte.
La vida es un aprendizaje, siempre. En cualquier lugar del mundo.
Es lo que siento cada vez que veo esta fotografía. Lo cuento en tiempo presente, no sé por qué.
Tal vez, mi mente me lleva al lugar, aunque no estuve cuando se hizo la foto.
Y el recuerdo me lleva a mi madre. (Mery) Cada tarde, cuando terminaba las tareas de la casa, luego de lavar la cocina., se cambiaba de ropa, como si fuera a salir a pasear.
Pulseras, anillos, collares, perfume y crema para la cara y manos.
Mi abuela Rafaela, su madre, hacía lo mismo. Tacos altos, blusa blanca, el trajecito negro entallado en la cintura y una chalina si hacía fresco.
Cuando llego de la calle, lo primero que hago es ponerme ropa de entrecasa, como para no volver a salir. Ahora estoy escribiendo así, Casi son las seis de la tarde de este día miércoles, con actos políticos, partidos de fútbol, desabastecimiento en los negocios de comestibles. Una tarde para olvidar lo que ocurre afuera.
Pero lo que quería contar era otra cosa.
Siempre me hago el firme propósito de imitar a mi madre, a mi abuela y a esa señora de la fotografía. Tengo que ser más constante.
La vida es un aprendizaje. Siempre. En cualquier lugar del mundo.
A Laura Novoa- Costa Rica
Sensible, intuitiva, sincera. Poeta.
Un gran abrazo Lauri.
Laura, Socorro y Rosa María se han quedado.
Ivonne, Patricia, María Elena y yo, hemos ido a visitar con un guía, designado por el Municipio, el cañón del Boquerón.
No hay mucha gente en Tonalá. Es el día sábado 10 de noviembre de 2007.
La feria atrae a Laura.
Poca gente. Algunos puestos abiertos y todo lo demás cerrado.
No hay mucho para hacer en esta mañana. El tiempo pasa lento y la cámara de Laura está ansiosa.
Las casas quietas, las paredes luminosas, algunas personas caminan rápido hacia no sé sabe dónde.
En la plaza los pájaros cantan su libertad.
Los ojos de Laura distinguen una figura y se encamina hacia ella.
Señora, buenos días. ¿Me permite tomarle una fotografía?
Todo lo que estaba quieto comienza a moverse.
La mujer con sus movimientos hace el milagro.
Suelta el pelo, lo peina. Lo recoge. Acomoda el vestido, pone sobre sus hombros una chalina oscura. Se demora en acomodarla.
De golpe recuerda que no se ha puesto aros. Busca.
Toma asiento entre las cosas que vende. Y posa.
Como si fuera una estrella de cine, con el mismo porte.
La vida es un aprendizaje, siempre. En cualquier lugar del mundo.
Es lo que siento cada vez que veo esta fotografía. Lo cuento en tiempo presente, no sé por qué.
Tal vez, mi mente me lleva al lugar, aunque no estuve cuando se hizo la foto.
Y el recuerdo me lleva a mi madre. (Mery) Cada tarde, cuando terminaba las tareas de la casa, luego de lavar la cocina., se cambiaba de ropa, como si fuera a salir a pasear.
Pulseras, anillos, collares, perfume y crema para la cara y manos.
Mi abuela Rafaela, su madre, hacía lo mismo. Tacos altos, blusa blanca, el trajecito negro entallado en la cintura y una chalina si hacía fresco.
Cuando llego de la calle, lo primero que hago es ponerme ropa de entrecasa, como para no volver a salir. Ahora estoy escribiendo así, Casi son las seis de la tarde de este día miércoles, con actos políticos, partidos de fútbol, desabastecimiento en los negocios de comestibles. Una tarde para olvidar lo que ocurre afuera.
Pero lo que quería contar era otra cosa.
Siempre me hago el firme propósito de imitar a mi madre, a mi abuela y a esa señora de la fotografía. Tengo que ser más constante.
La vida es un aprendizaje. Siempre. En cualquier lugar del mundo.
A Laura Novoa- Costa Rica
Sensible, intuitiva, sincera. Poeta.
Un gran abrazo Lauri.
® Cecilia Ortiz
Experiencias por el mundo