viernes, 29 de diciembre de 2006

Caminaré





















No puedo eludir la brevedad del día
la noche avanza desde la nostalgia
me hermana
con aquel poeta que existe sin proezas
-elocuente poema de invencible palabra-

En la ciudad resplandores de fuego
consumen el oscuro rostro de la sombra.
La insensible magia nocturna agota lágrimas
observa ausencias
huye del aire sin decir su nombre.

No puedo eludir la brevedad del día
las sombras ya juegan detrás de mis ojos.
-la noche me alimenta con sus panes-

Camino
debo encontrar el latido de la idea.

Sorprende el milagro de la luz desplegada
en el gran espacio sucesivo
primero una diáfana sorpresa
luego la magnitud de un eco lejano.

No puedo eludir la brevedad del día
cuando la oscuridad espera ser nombrada
cierro los ojos borran huellas memoriosas.
El olvido esconde una maraña de recuerdos.

Caminaré por plazas pobladas de rincones
desnudando paisajes no creados
el oficio de viajera me estará esperando.


del poemario En la geografía de mis manos

® Cecilia Ortiz

viernes, 15 de diciembre de 2006

Alas calladas







Fue en un bosque pétreo donde el cóndor desplegó el instinto
y se hizo vuelo eterno en pliegues memoriosos.
Festivo imperio sobre cumbres invencibles.
Comprendo el sentido.
Cientos de luceros encendieron un himno
el suelo fue dueño y destino de muchos.
Hombres que siendo niños dispusieron tiempo.
Mujeres con pulso fuerte, empeño entero.
El territorio fue hecho con simiente verde.
Creció un continente
un metro, cientos de gestos
distintos rostros credos diferentes.
Un rocío lento mojó los esfuerzos
se removieron escombros con fiebre que no cede
surgieron terruños, montes llenos de bríos.
Lobos y corderos comieron restos de todos los sueños.
El mundo se hizo estéril
no contiene ni crece.

Fue en un bosque pétreo donde el cóndor desplegó el instinto
y el universo vertió un diluvio de peces.
Tiempo corto
resurrección y muerte.
Me pierdo en un destierro que consume símbolos
sobreviviré
del cóndor heredé el instinto.
® Cecilia Ortiz