Me propones cruzar la puerta, no siento tu mano tibia en la mía.
Hace tiempo que ya no estás. Y sin embargo insistes, cruza la puerta, dices. Y lo vuelves a decir.
Oigo tu voz una y otra vez.
Te veo sentado frente a la ventana, aunque no estés, parece que estuvieras.
Aún el perfume del tabaco acompaña tu sillón.
La puerta cerrada es una frontera, tablas y bronces lucen su porfiado destino. El mío frente a ella, y frente a ti. Que no estás, pero insistes en seguir entre las paredes grises.
Tengo la llave. Lo sabes.
Oigo tu voz una y otra vez.
Te veo sentado frente a la ventana, aunque no estés, parece que estuvieras.
Aún el perfume del tabaco acompaña tu sillón.
La puerta cerrada es una frontera, tablas y bronces lucen su porfiado destino. El mío frente a ella, y frente a ti. Que no estás, pero insistes en seguir entre las paredes grises.
Tengo la llave. Lo sabes.
Me conoces.
Después de ti, cariño, susurras cerca. Y me rebelo y exploto y le doy un golpe a la puerta. Golpea detrás de mí empujando el aire que me empuja. Y soy libre.
Detrás de esta puerta, estás, con la mirada fija, como cuando tomaste el café que te serví.
Después de ti, cariño, susurras cerca. Y me rebelo y exploto y le doy un golpe a la puerta. Golpea detrás de mí empujando el aire que me empuja. Y soy libre.
Detrás de esta puerta, estás, con la mirada fija, como cuando tomaste el café que te serví.
El último.
® Cecilia Ortiz
4 comentarios:
La puerta es siempre un misterio. Del otro lado estamos, estando en este lado.
Me llenas de emoción, por este camino. Gracias
Gracias amigo, las puertas siempre en la disyuntiva de salimos o entramos, estamos fuera de dónde?
Un gran abrazo de desde Buenos Aires, con mucho frío.
Ce
Un gran símbolo las puertas en la vida, entrar o salir es la gran decisión.
Intenso, intensísimo.
MARITA RAGOZZA
Marita, gracias por tus comentarios, hiciste una recorrida por el blog.
Un gran abrazo.
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